Esta historia nace con el abuelo, el padre y el hijo de una familia típica en un contexto como el actual. Es muy posible que no coincida con tu situación. En cualquier caso invita a la reflexión sobre el modelo de vida que llevamos y cómo, generación tras generación, los aprendizajes cambian para evolucionar hacia una mayor consciencia del yo.

La historia del abuelo, el padre y el hijo

La historia del abuelo, el padre y el hijo

El abuelo, que desde pequeño había trabajado para llevar dinero a casa, no pudo ir a la escuela. En su patrón de creencias únicamente había un deber: llevar un sustento a casa para mantener a la familia. Cuando llegó a la edad de jubilarse, conoció lo que era tener tiempo libre. Entonces, cuidó de su nieto, algo que jamás pudo hacer con su hijo.

El padre, que se había criado en un escenario en el que siempre había que trabajar, tuvo la fortuna de ir a la escuela. En este caso compaginó trabajo y estudios durante su juventud. Tampoco tuvo mucho tiempo para estudiar, pues pronto se casó y tuvo un hijo. Debido al trabajo, los pocos ratos libres que disponía los compaginaba con su hijo, con el que a veces iba a visitar al abuelo. Cuando se jubiló, un pensamiento inundó su cabeza: ¿Qué voy a hacer? ¡No tengo ni hijo, ni nieto al que cuidar y mi padre ya falleció!

Conócete a ti mismo y conocerás el universo.

Inscripción en el Templo de Apolo en Delfos

El hijo tuvo la fortuna de formarse, e incluso completar unos estudios universitarios. No sin antes compaginar algún que otro trabajo con exámenes y clases. Era algo lógico, lo había mamado desde pequeño. Cuando el niño tuvo la edad de su padre, había vivido y aprendido la importancia de compartir esos momentos con la familia. Sabía que vivir no sólo es trabajar, sino disfrutar cada instante. Esos instantes que compartía con su padre y su abuelo. Pero también, en el trabajo. Comprendió que lo más importante es dar sentido a la vida; pues cabe la posibilidad de llegar a ser mayor y no saber qué hacer.

Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida.

Confucio

El abuelo, el padre y el nieto habían vivido un ciclo. Cada uno disfrutó de una experiencia en un contexto de vida diferente. Cada uno con una lección, pero todas complementarias para llegar adonde nos encontramos.